4.05.2009

A por todas

No hay forma de arrancar: pienso demasiado y no me hallo. Tanto tiempo acallando las voces virtuosas, ahora puedo evadirlas sin remordimientos. Sin el sentimiento de culpabilidad, hasta el más inocente se vuelve ruin y mezquino; como yo, como cualquiera. Si al menos creyera en mí, vería algo de luz, pero aislado de todo sentir y en medio del barullo de los que crecen, me veo incapaz de continuar.

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