6.20.2009

Historia del Japón antiguo II

En busca de los cultivadores del arroz: la huella de los Yayoi (300 a.C.-300 d.C.)
La llegada de los Yayoi marca un punto de inflexión en el proceso de desarrollo del pueblo japonés, con la introducción del cultivo del arroz. Con las técnicas arroceras también se importaron las diferentes herramientas necesarias para su desarrollo, como hoces de piedra y arados de madera además de una alfarería más evolucionada técnicamente hablando -pero con una menor expresividad-. Los restos conservados y sus localizaciones temporales parecen apuntar a continuados asentamientos de pobladores provenientes de Corea como los causantes del inicio del cultivo arrocero en Japón. Sería la incorporación de estas técnicas, en un principio como otro complemento más en la variada dieta Jômon para con el tiempo ir ganando terreno en detrimento de ciertos alimentos, la que abocó a los pobladores Jômon al sedentarismo. En un primer momento, el cultivo del arroz se circunscribió a pantanos y zonas ya de por sí humedas, aunque con posterioridad alcanzó lugares más bien secos que fueron preparados a tal efecto usando conocimientos más avanzados. De esta forma se pasó de una actividad de subsistencia con recolección de frutos y pesca a una de cierta opulencia capaz de dar alas al asentamiento de relaciones comerciales entre diferentes comunindades, si bien las excavaciones arqueológicas parecen descartar la existencia de dinero por aquel entonces.


Prueba de esta evolución son las ruinas de Toro, en la prefectura de Shizuoka, cerca del Mar Interior. Data de entre el 100 y el 300 d.C. El conjunto está constituido por varias casas con techumbre paja, arrozales y algunos graneros también con techo de paja y elevados sobre pilotes de madera. Allí mismo se han encontrado utensilios de madera y metal y cuchillos de piedra. Queda de relieve que la Yayoi era una sociedad colectiva de unas pocas familias o clanes viviendo en comunidad. Cada clan estaba ligado a una divinidad del cual se encargaba el jefe de la comunidad. Los clanes son conocidos como "uji". También por estas fechas llegó a Japón el conocimiento de la s técnicas metalúrgicas del bronce y el hierro. Así se explican las numerosas campanas y armas de bronce con un uso aparentemente ceremonial, encontradas básicamente en Kyûshû y Seto Naikai -Mar Interior-. Por todo ello, podemos hablar en conjunto de una sociedad "renovada" con la mezcolanza de grupos venidos desde Corea, muy probablemente como resultado de las turbulencias continentales, especialmente en China tras las conquistas Han y Ch'in. Paralelamente a estos asentamientos foráneos en la zona sur de Japón, se produce un lento pero continuo confinamiento de los Jômon del norte de Honshû que aún desconocían las técnicas de cultivo y metalurgia de los Yayoi. Estos grupos del norte pasaron a ser conocidos como "Emishi". La paulatina absorción de las costumbres Yayoi llegó a los ritos funerarios: empiezan a distinguirse los enterramientos según la importancia del difunto, cosa que con los Jômon primigeneos no ocurría. Además, mientras que con los Jômon los cementerios se situaban dentro del propio poblado, con los Yayoi éstos se localizan fuera de las zonas habitadas y los enterramientos pasan de simples oquedades a ataúdes compuestos de dos vasijas de cerámica enfrentadas y acompañadas de utensilios. Podrían ser estas tumbas las precursoras de los gigantescos túmulos del período Kofun, o de las tumbas, cuyos ejemplos podemos ver especialmente por la llanura de Kanto y cercanías. La más famosa de ellas se encuentra en la región de Ôsaka; la del emperador Nintôku. Tiene forma de ojo de cerrafura y un volumen superior al de la pirámide de Gizeh.

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