5.01.2009

Equilibrio en la pintura

El equilibrio en una obra es tan importante como el tema o el objeto tratado. Una composición poco afortunada puede echar a perder todo el trabajo, suscitando una angustia y un sentimiento de rechazo hacia el cuadro. Mostraré aquí algunos de los ejemplos más clásicos de composición armoniosa.


El paisaje de montaña, con el cielo recluido en el cuarto superior del espacio, refuerza la fuerza que transmite la montaña, con sus altas cumbres. Algo menos de la mitad del cuadro está ocupada por colores más oscuros -verdes- y el resto por colores claros -cumbres nevadas y cielo despejado-. Dando más espacio a las tonalidades claras se compensa el "peso" de los colores vivos que cubren el primer término -la zona más próxima al espectador-. Asímismo, unos verdes aún más intensos, los árboles de la derecha -la circunferencia-, se han "arrinconado" para conseguir el equilibrio en el primer término.Las líneas confluyen a una casita solitaria, enfrentada al inóspito paraje; esta composición evoca una sentimiento de crueldad en el receptor.


Esta vez los árboles, más pesados -tonos más vivos-, están en la esquina izquierda, si bien se ha respetado la proporción 1|2 para conseguir nuevamente un primer término agradable. Aquí se huye de la rudeza tramontana, con unas líneas curvas y suaves, que a su vez, generan un movimiento en la composición de carácter ascendente:
se invita al paseante a adentrarse en este cálido paisaje.


En el dibujo de la playa, se ha divido el espacio en dos rectágulos iguales. Esto se debe a que el agua, reflejando fielmente las tonalidades del cielo -anaranjados del atardecer- se comporta como un espejo; cualquier otra proporción distinta de 1|1 en en un cuadro tan estrecho hubiera roto el equilibrio. Al igual que el anterior, ajustamos el sol, el elemento más "pesado", en el tercio izquierdo. Su peso supera al de los barquitos del centro "sumados" a los de la costa de la derecha, por lo que los equilibramos añadiendo un trozo de playa, a la cual se ha le dado una línea curva para que de alguna forma refleje la curvatura de la costa en la derecha -mantemos el espejo que definió la proporción 1|1-.


El dibujo de la calle recoge otro esquema clásico de las proporciones: el punto de fuga -el punto en el cual convergen todas las líneas- se ha desplazado al extremo derecho del cuadro. Las leyes de la perspectiva exigen líneas con todas las inclinaciones posibles -desde las de la acera, ascendentes, pasando por las del balcón, horizontales, hasta las de los tejados, descendentes- confluyendo del un único punto. La invitación del paisaje con el camino vallado se convierte aquí en una exigencia del pintor para con los espectadores. Esta ruta ineludible se compensa con un cielo amplio que ocupa casi la mitad del espacio, dejando así una escapatoria al caminante. Se juega también con las distintas alturas de la línea de casas para relajar las formas y conseguir de nuevo el equilibrio; estas "libertades" dan respiro al obligado espectador.


En el bodegón se compensa la oscuridad del fondo subiendo la línea de la mesa, llena de luces. La fuerza de las líneas horizontales se contrarresta con la verticalidad de la botella y la cesta, que dulcifican las líneas y hacen resaltar el vaso. Al situar al vaso un poco más atrás que los otros objetos, se está reforzando la convergencia de las líneas en el vaso: el bodegón es el vaso. Se juega con las sobras que flanquean la luz de la mesa.


El último de los ejemplos representa al equilibrio mismo: proporción 1|1 en la vertical y división en tres partes de la horizontal. El tercio superior contrasta con el tercio inferior: la oscuridad del atardecer frente a la claridad del agua viva bajo la cascada. Al reducir el espacio del cielo, se refuerza la verticalidad que de por sí transminte la cascada; fragilidad ante la imponente Naturaleza.

2 comentarios:

PECE dijo...

Como todo buen trabajo precisa de un estudio previo a su realización. Esa idea que tenemos de un pintor sólo frente al lienzo blanco dando pinceladas aquí o allá es, en la mayoría de los casos, falsa.
Igual que con la escritura de una novela, que precisa definir antes la historia, los personajes que la van a mostrar, ... nada de esos vanos intentos juveniles de plasmar en una libreta una supuesta buena "idea feliz" sin analizar antes los componentes necesarios para llevarla a cabo.
Me gustan entradas como ésta que nos muestra el lado oculto de cosas cotidianas.

Zarte dijo...

Es cierto que todo es sencillo y todo es difícil: cualquier tarea puede ser tan llevadera como poco nos adentremos en ella, y ardua, cuanto más indagemos en ella. Las estructuras que he expuesto son las más simples, y en muchas ocasiones están ya asimiladas por el pintor, de forma que sin necesidad de pensar conscientemente en ellas, descartará cualquier obra que no responda a éstas.