12.17.2009

El frío y nada más

Cada vez con mayor frecuencia, me asaltan momentos en los que la soledad me embarga por completo. Me quedo entones paralizado por el miedo a mis fantasmas, que en esos ratos con la guardia baja, acuden a vapulearme y a desgarrar las heridas mal cerradas del pasado. Supiro, agacho la cabeza y me encierro aún más, en un túnel del que veo difícil salir ileso.


¡Mis fallos son míos, y de nadie más, así que dejadme en paz, seres infernales!

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